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Dificultades económicas en EE.UU. aumentan riesgo de
recesión mundial
By Nick Beams
22 agosto 2001
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el autor
Recientemente se ha publicado información estadística
sobre las cuentas nacionales de los EE.UU. Ésta revela
que en vez de mostrar una recuperación en forma de V,
la economía norteamericana ha profundizado su declive.
Las cifras preliminares indican que la economía creció
a una tasa annual de 0.7% en el segundo trimestre, lo cual representa
una baja en relación a la tasa de 1.3% de los tres primeros
meses del año. En realidad, la economía habría
sufrido una contracción sino hubiera sido porque las autoridades
locales aumentaron sus gastos
La característica principal de estas cifras fue la caída
en gastos de capital que se redujo a una tasa anual de 13.6%.
Esta cifra constituye el mayor declive desde la recesión
de 1982. Sin embargo, a diferencia de aquel año, la causa
del declive no han sido las altas tasas de interes. Al contrario,
esta vez las tasas de interés han caído. El declive
se debe a una reducción de las ganancias y al aumento de
sobrecapacidad en todos los sectores de la economía, particularmente
en comunicaciones y tecnología de punta. Hace sólo
18 meses, cuando todos hablaban de los milagros de la nueva
economía, los EE.UU. estaban creciendo a un ritmo
de 8.3%. Aunque aún no se ha admitido oficialmente, el
declive económico actual es uno de los más severos
del período de post-guerra.
Otra característica resaltante de la crisis económica
actual es la velocidad con que ésta se transmite al campo
internacional debido a las reducciones en importaciones por parte
de los EE.UU
La importancia del mercado estadounidense para la economía
global queda manifiesta cuando se considera que éste absorbe
un cuarto de las exportaciones del resto del mundo. La tasa de
crecimiento de las importaciones estadounidenses ha caído
de 17% hace tan solo nueve meses a menos de 5% hoy. El componente
crucial de esta baja de 22% es la caída en las importaciones
de bienes capitales, especialmente en el campo de la tecnología
desarrollada. En menos de un año, ha caído 20%,
y explica el 80% de la caída total. Estas cifras actualmente
tienen repercusiones en todo el mundo.
En Japón, el gobierno acaba de anunciar que su producción
industrial bajó en 0.7% en juniomuy por debajo de
la caída de 0.4 % que la mayoría de los economistas
anticipaban. La razón del declive fue la baja en la demanda
internacional por los semiconductores y otros productos de tecnología
de información. La producción del segundo trimestre
del año cayó un 4 %, y para los tres primeros meses
del año la caída fue de 3.7%.
Las cifras de producción industrial prácticamente
aseguran que la economía japonesa experimentará
un decrecimiento en el segundo trimester, después de una
contracción de 0.2% durante el primer trimestre, lo cual
cumple con la definición de recesión como decrecimiento
durante dos trimestres consecutivos.
Si el impacto de los problemas económicos de los EE.UU.
está creando problemas para el Japón, sus efectos
sobre el Asia-Pacífico son potencialmente desvastadores.
A partir de la crisis financiera de 1997-98, las economías
de esa región pasaron a depender aún más
del mercado norteamericano, con el boom de tecnología
avanzada, creando una enorme demanda para exportaciones.
Un comentario publicado el 30 de Julio en el BusinessWeek
señalaba que no se repetiría la crisis de 1997.
Asia se enfrentaba a una crisis de índole diferente
y más peligrosa. Con el colapso del boom
en los EE.UU., Asia no tiene donde apoyarse cuando
aun está afectada por el bajo consumo doméstico
y con sus bancos aun sufriendo por malos préstamos.
El comentario notaba que las cifras de comercio se veían
cada vez más feas. Durante los primeros cinco
meses del año el comercio mundial creció sólo
4.3% comparado con 12.8% durante el mismo período del año
pasado. En Corea del Sur, donde la tecnología de información
representa el 12 porciento de producto doméstico bruto,
la exportación de microchips cayó un
25% este año. Muchas empresas se enfrentaráná
serios problemas si la caída de las exportaciónes
continúúúa durante unos cuantos meses más.
De acuerdo a BusinessWeek, la firma productora de microchips
Hynix Semiconductor Inc está siendo fuertemente golpeada
por el colapso de precios de los microchips en momentos
en que tiene deudas de $8.7 billones. El gerente general de esta
firma declaró que si el declive continúa habrá
un colapso de toda la industria. El problema de la deuda
no se limita al sector de la tecnología avanzada. El Banco
de Corea ha informado que el 38% de manufactureros no ganaron
lo suficiente durante el primer trimestre para cubrir sus deudas.Las
tendencias recesionarias también se están haciendo
más evidentes en Europa. En Alemania, el índice
Ifo, que mide la confianza en los negocios, volvió a caer
el mes pasado, de 90.8 a 89.5un declive mayor al esperado.
Mientras tanto, se espera que el crecimiento de la economía
sea de sólo 1% este año. En la Gran Bretaña
la economía creció apenas un 0.3% en el segundo
trimestre, el menor aumento desde que terminara la crisis de Asia
de 1998.
Las tendencias económicas
Estos últimos desarrollos están orgánicamente
conectados a los eventos de hace tres años. La crisis
de Asia, lejos de ser un evento aislado o el resultado de
un capitalismo malo, fue le expresión de tendencies
globales que hoy vuelven a manifestarse en el declive del principal
motor de la economía mundial: los EE.UU.
En febrero de 1999, la revista británica The Economist
calculó que la brecha en la producciónla diferencia
entre la producción potencial y la actual a nivel mundialhabía
alcanzado su máximo nivel desde la Gran Depresión
de los 1930.
Esa brecha no ha desaparecido. Su existencia fue temporalmente
sostenida por la entrada de capital a los EE.UU. y la subsiguiente
burbuja financiera. Como resultado del colapso de la burbuja desde
mediados del año pasado, han vuelto las tendencias recesivas.
Esto ha traído consigo nuevos temores de una crisis
financiera, esta vez centrada en el dólar estadounidense.
El dólar se ha apreciado 25% contra una canasta de monedas
extranjeras desde los primeros meses de 1995, cuando llegó
a su punto más bajo contra el yen japonés.
Pero esta situación está creando problemas en
dos frentes. Por un lado, el alto valor del dólar está
afectando a las exportaciones estadounidenses al mercado mundial,
mientras que por otro lado está reduciendo las ganancias
de las empresas transnacionales norteamericanas. Las ganancias
del exterior, en monedas locales, se traducen cada vez más
en cifras menores en dólares. Esta situación ha
llevado a varias compañías, como Heinz, Kimberley
Clark, Pfizer e International Paper, a expresar el temor de que
el dólar fuerte está socavando sus ganancias.
Mientras que un dólar más débil ayudaría
a la economía de los EE.UU., los expertos en finanzas están
temerosos de tomar este camino, el cual podría precipitar
una fuga de capital de los mercados estadounidenses. Tal pérdida
de capital tendría terribles consecuencias durante momentos
en que la economía necesita del capital extranjero, y podría
convertirse en un aumento de la tasa de intereses y una baja mayor
de la bolsa de valores.
El creciente desequilibrio del sistema financiero mundial como
consecuencia del dólar fuerte está contribuyendo
al empeoramiento de la situación japonesa.
De acuerdo a los últimos cálculos del banco de
inversiones, Goldman Sachs, los préstamos incobrables del
Japón podrían llegar a $1.9 trillones, cifra equivalente
a la mitad del PDB del país asiático. Si bien este
cálculo es cuestionable, no hay duda que la paralización
de la economía está creando más préstamos
incobrables que amplifican el problema actual .
Pero las medidas que se han tomado para eliminar los préstamos
incobrables sólo empujarán a la economía
hacia la recesión al menos que vayan acompañadas
por medidas para estimular la economía . El gobierno de
Koizumi está quedándose sin opciones.
Es posible que los gastos públicos puedan expanderse,
pero con una deuda de 130% del PDB, las alternatives fiscales
quedan limitadas. Más aun, las medidas ya tomadaslas
mayores implementadas por un gobierno capitalistahan fracasado
en expandir la economía.
Tampoco se lograría mucho con una reducción de
las tasas de intereses, que ya se aproximan a cero. Esto deja
como única opción la política monetaria.
La política que más se anuncia es que el Banco de
Japón aumente liquidez al sistema financiero, lo cual conlleva
una devaluación de la moneda y un aumento de la inflación.
Pero este escenario se complica con la profundización
de las tendencias recesivas en los EE.UU. Una caída en
el valor del dólar estimularía la economía
estadounidense y ayudaría al euro, atenuando las presiones
inflacionarias y permitiendo que el Banco Central Europeo reduzca
sus tasas de intereses.
Pero un dólar más débil entraría
en conflicto con las necesidades del gobierno japonés,
que trata de prevenir que la reestructuración de su sistema
bancario genere una crisis incontrolable. Tales conflictos podrían
convertirse en mayores problemas financieros durante los próximos
meses, que se sumarían a los problemas ya creados por la
débil economía estadounidense.
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