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El gobierno de Bush quiere la guerra
Por David North
26 Septiembre 2002
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el autor
Quizá la oferta iraquíaceptar sin condiciones
el regreso de los inspectores de armas de las Naciones Unidasno
haya logrado mucho, pero por lo menos sacó al aire la verdad
fundamental de la política internacional contemporánea:
el gobierno de Bush quiere la guerra. Las acusaciones histéricas
de éste acerca de armas para la destrucción
de masas nunca han sido más que un pretexto para
inventar una justificación pública de la guerra.
El gobierno de Bush ha reaccionado iracundamente a la nota diplomática
del ministro del exterior iraquí y ha exigido que la ONU
la ignore, pues sabe que, al Saddam Hussein acceder, evita que
los Estados Unidos se esconda detrás de un pretexto pseudo
jurídico para invadir a Irak, destruir su gobierno, apoderarse
de sus campos de petróleo, y reducir al país a lo
que en efecto sería un estado semi colonial.
La semana pasada, las maniobras del gobierno de Bush ante las
Naciones Unidas se basaron en la presunción que Irak nunca
obedecería las resoluciones provocativas y draconianas
que los Estados Unidos quería obligar al Consejo de Seguridad
a aceptar dócilmente. Además, las resoluciones le
permitirían a los Estados Unidos decidir si Irak las obedece
o no. El gobierno de Bush mostró confianza en que este
arreglo inevitablemente le daría a los Estados Unidosen
pocas semanas, para no decir días -con una causa belli.
Simplemente declararía que Irak no obedece
las exigencias e iniciaría hostilidades.
Por lo menos hasta el momento estos planes se han dado contra
la pared, aunque no existe razón para creer que las Naciones
Unidas no se postrará ante la presión estadounidense.
Lo más probable es que el gobierno de Bush consiga las
resoluciones y la guerra que quiere.
Por más de medio siglo, todos los gobiernos estadounidenses
han hecho alusiones al espectro de Munich, 1938, cuando el primer
ministro británico Neville Chamberlain se dejó dominar
por Hitler y le entregó Checoslovaquia a los nazis para
justificar su propia política imperialista agresiva. Los
Estados Unidos tiene la costumbre de tapar sus acciones con el
manto de la resistencia a la agresión. Pero este último
intento de pintar a Bush como un Churchill moderno, aguantando
solo y firmemente el fuerte contra todos aquellos que querían
subordinarse al despiadado tirano, logra alcanzar un nivel de
mendacidad que ningún otro gobierno ha logrado. Nada recuerda
tanto los métodos del régimen nazies decir,
inventar no sólo la crisis checoslovaca, sino también
la manera de conducirse durante las negociaciones de Munich en
septiembre, 1938como las tácticas de las cuales el
gobierno de Bush se ha valido pertinente a Irak.
Para el verano de 1938, el régimen hitleriano ya se
había convencido que la guerra era reacción necesaria
a las enormes contradicciones socioeconómicas para las
cuales los nazis no tenían ninguna solución. La
crisis que surgió acerca del Sudentenland tuvo que
ver menos con los temas específicos de los cuales Hitler
se valió para justificar el ataque contra Checoslovaquiaprincipal
y presuntamente por el maltrato de la minoría alemanaque
con los deseos de elementos dirigentes del régimen nazi
para encontrar un pretexto para la guerra. El hecho es, tal como
muchos historiadores han mostrado, que a Hitler le interesaba
menos obtener concesiones de Checoslovaquia que encontrar una
excusa para comenzar la guerra.
En su biografía maestra de Hitler, el historiador Ian
Kershaw relata que el dirigente nazi se mostró ansioso
porque las concesiones de los británicos y los franceses
en Munich le permitieron a Alemania apoderarse del Sudetenland
sin disparar un tiro. Fue con desgana que Hitler firmó
los documentos que permitieron el desmembramiento de Checoslovaquia.
El documento no significaba nada para él, para quien
Munich no fue gran cosa que celebrar. Se sintió estafado,
porque había estado seguro que el triunfo mayor habría
sido una guerra reducida contra los checos, lo cual había
sido su objetivo durante todo el verano. [ Hitler 1936-1945:
el vengador (Nueva York y Londres, 2001), páginas 122-123].
George Bush no es Adolfo Hitler y su gobierno no es el equivalente
estadounidense al de los nazis. Pero son los sectores más
despiadados y temerarios de la clase gobernante de los Estados
Unidos que fijan la política extranjera de este gobierno;
que agresivamente exigen la guerra como modo de realizar las ambiciones
estratégicas mundiales y económicas del imperialismo
estadounidense. Varios artículos publicados en el Wall
Street Journal durante los dos últimos días
reflejan la visión de elementos de la clase capitalista
que ejercen enorme influencia dentro y sobre este gobierno. En
una columna publicada bajo el título de Concluyamos
la guerra, Victor Davis Hanson escribió el martes
pasado que los Estados Unidos debe invadir, conquistar y
pacificar a Irak.
La liberación de Irak no es cuestión de
probabilidades, sino de cuando será, declaró
Hanson. Hasta el retraso de la cuenta que Saddam debe ha
producido consecuencias afirmativas. El gobierno ha refinado su
casus belli en el interior del país y en el extranjero.
El mismo día, George Melloan, editor suplente del Journal,
declaró que el ultimátum de Bush a las Naciones
Unidas echa las bases para el derrocamiento de Saddam Hussein.
Melloan continúa: La manera en que esto se logrará
depende de los militares de los Estados Unidos. Pero por ahora
la situación está bajo control.
El lunes apareció otro artículo, titulado El
petróleo de Saddam, en el que aseveró sin
rodeos que la mejor manera de mantener el control de los
precios del petróleo es por medio de una guerra exitosa
contra Irak, de corta duración, que comience más
antes que tarde.
El gobierno de Bushque se encuentra cara a cara con una
crisis económica que empeora y en medio de un escándalo
que completamente derrumba las columnas empresariales del capitalismo
estadounidense ante las amplias masas del pueblo trabajadorconsidera
que la guerra es una distracción a los problemas nacionales,
los cuales se profundizan y son insolubles.
Si el gobierno logra llevar a cabo la guerra contra Irak, será
preludio a atrocidades mayores y más sangrientas.
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