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Jefe militar de los Estados Unidos admite que tropas estadounidenses
ya se encuentran en Irak
Por Bill Vann
13 Febrero 2003
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el autor
El gobierno de Bush, aún cuando emprende un acto final
de charlatanería diplomática en el Consejo de Seguridad
de las Naciones Unidas, ya ha lanzado la acción militar
en el territorio de Irak.
El Pentágono admitió la semana pasada que tropas
estadounidenses ya están activas en el norte del país,
a la vez que aviones de guerra estadounidenses y británicos
intensifican dramáticamente sus bombardeos contra objetivos
militares y civiles, sobretodo en el sur.
Richard Meyers, general de la Fuerza Aérea y presidente
del estado mayor, confirmó informes periodísticos
que soldados estadounidenses se han desplegado en el interior
de Irak, pero rehusa dar detalles acerca de la cantidad de tropas
en el país o donde tienen sus actividades militares. Otros
funcionarios importantes del Pentágono han dicho que en
el despliegue participan tropas para Actividades Especiales que
colaboran con la CIA en regiones kurdas en el norte de Irak.
Se ha reportado que fuerzas estadounidenses, provenientes de
Turquía y Jordania, ya cruzan las fronteras de Irak. Los
ejércitos de estos dos países están colaborando
abiertamente con Washington. Mientras tanto, representantes de
la oposición iraquí, auspiciada por los Estados
Unidos, han reportado que aviones de carga estadounidenses están
usando una pista de aterrizaje, que mide 8,500 pies de largo,
cerca del pueblo de Irbil, en el nordeste de Irak.
Esta expansión militar preliminar en la región
recibe su ímpetu, en gran parte, de un objetivo estratégico
clave de la guerra que se aproxima: apoderarse de los recursos
petrolíferos de Irak. Los pozos petrolíferos en
los alrededores de la ciudad kurda, Kirkuk, actualmente producen
un millón de barriles diarios, y se ha comprobado que las
reservas de la región pueden llegar a 10 billones de barriles.
Lo más probable es que la acción militar de los
Estados Unidos comienze con una campaña de las Fuerzas
especiales para asegurar que Washington termine dueña de
este rico premio y prevenir que el régimen iraquí
haga reventar los campos.
A la CIA y el Pentágono también les preocupa
la posibilidad que separatistas kurdos o turcos traten de apoderarse
de los pozos petrolíferos para ellos mismos. Las fuerzas
militares turcas repetidamente han desplegado tropas dentro de
Irak como parte de la prolongada guerra de represión contra
su propia población kurda.
El Pentágono también ha cambiado los reglamentos
de combate aéreo para los pilotos que vuelan sobre las
zonas restringidas; zonas impuestas unilateralmente por Washington
y Londres en el norte y el sur de Irak. Sólo durante el
mes pasado, aviones estadounidenses y británicos bombardearon
por lo menos tres docenas de blancos, la gran mayoría de
ellos en el sudeste del país.
Presuntamente llamadas intervenciones "humanitarias"
cuyo propósito es defender la población shiita en
el sur y la minoría kurda en el norte, las zonas restringidas
no se han establecido por mandato de la ONU y se han usado para
desatar una guerra aérea, a nivel muy bajo, mínima
contra Irak. A la misma vez, pilotos británicos y estadounidenses
están siendo capacitados para la invasión total.
No obstante el pretexto humanitario del bombardeo de las zonas
restringidas, los aviones de guerra británicos y estadounidenses
han cesado los vuelos en el norte cada vez que los militares turcos
decidían desatar sus propios bombardeos contra las aldeas
kurdas.
El Pentágono sostiene que sus ataques en las zonas restringidas
son reacciones al fuego antiaéreo o a los radares iraquís
que han interceptado aviones estadounidenses. Pero los militares
de los Estados Unidos usan cada incidente como pretexto para bombardear
hasta a ocho objetivos diferentes, la gran mayoría de los
cuales de ninguna manera está vinculado a las amenazas
contra los aviones británicos y estadounidenses. A los
pilotos se les entrega las coordenadas de los objetivos predeterminados
para cada misión aérea.
La intención de estos bombardeos es clara: borrar del
mapa todas las defensas aéreas de Irak dentro del corredor
principal que las tropas estadounidenses tienen que atravesar
para cruzar la frontera de Kuwait hacia Bagdad. Esto le abriría
paso no sólo al bombardeo frenético sino también
al uso de helicópteros y aviones de transporte para tropas
y abastecimientos.
En varias ocasiones, bombas presuntamente para destruir instalaciones
de radar o los cañones antiaéreos han caído
sobre zonas bastante pobladas, matando e hiriendo a civiles iraquís.
La prensa occidental casi ni se ha molestado en reportar estas
muertes, que ocurren casi cada dos días.
En una de estas ocasiones durante el 1ro. de diciembre pasado,
cohetes teledirigidos llovieron sobre el edificio de la Southern
Oil Company [Empresa Peterolífera del Sur] en Basora, ciudad
densamente poblada. Murieron cuatro oficinistas y transeúntes,
y otros 27 quedaron heridos. El 26 de diciembre, bombas de nuevo
cayeron sobre blancos civiles, inclusive una mezquita, en el sur
de Irak. Murieron tres y otras 16 resultaron heridas.
Irak ha reportado que durante los últimos diez años
más de 1,400 civiles han muerto en ataques de los Estados
Unidos y la Gran Bretaña. Aunque Washington le ha hecho
caso omiso a casi todos los informes pertinentes a estas las bajas
civiles, las propias estadísticas de la ONU indican que
el bombardeo desatado durante los últimos cuatro años
ha resultado en casi 400 muertos.
Los ataques, que matan o hieren a hombres, mujeres y niños
y destruyen la infraestructura básica de un país
ya devastado por la guerra, sirven para dar un gusto de antemano
de la "potencia del fuego abrumador" que el
Pentágono ha prometido desatar contra Irak. Los planes
que el Pentágono ha revelado subrepticiamente prometen
que una tormenta de fuego de 800 cohetes cruceros teledirigidos
lloverán sobre Bagdad, ciudad de 5 millones habitantes,
durante las primeras 48 horas de la guerra. Los Estados Unidos
planea tirarle al país casi 3,000 bombas de precisión
y cohetes teledirigidos durante los primeros dos días del
ataque.
Según los artículos de la Carta de la ONU y los
principios que por mucho tiempo han regido el derecho internacional,
estos actos de agresión sin provocación contra una
población fundamentalmente indefensa, además del
despliegue de tropas en el norte de Irak y los bombardeos en las
zonas restringidaspara no mencionar la matanza que va a
ocurrirconstituyen crímenes de guerra.
Desde el punto de vista jurídico y moral, estas acciones
se comparan a la invasión de Etiopía por Italia
en 1935 o el estupro de China por el imperialismo japonés
durante la misma época. Detrás de todas las mentiras
acerca de las "armas para la destrucción en masa"
y del apoyo que Bagdad le presta al terrorismo, los motivos son
similares: vencer las crisis económicas y sociales del
sistema en el interior del país por medio de una guerra
agresiva contra una nación débil y oprimida.
No obstante, serán los gobiernos de Bush y Blairiniciadores
de la agresiónque esta semana se presentarán
ante el Consejo de Seguridad de la ONU como acusadores de Irak
y simularán que son los defensores de la "paz".
Las aseveraciones que ambos países han hechoque velan
contra las infracciones de las resoluciones de la ONU y del derecho
internacionalapestan de hipocresía.
Lo que estas acciones desbocadas en pos de la guerra han mostrado
es que la misma ONU es un dócil instrumento del imperialismo.
Como institución es incapaz de hacerle una lectura de cargos
formales a Washington y a Londres y acusarles de crímenes
de guerra. Lo más que puede hacer es fanfarronería
pública detrás de la cual los cinco miembros permanentes
del Consejo de Seguridad pueden llegar a un acuerdo sórdido:
adoptar una segunda resolución que autorize la guerra a
cambio de recibir la porción que le pertenece de la riqueza
petrolífera de Irak
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