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Bancario puntualiza los problemas mundiales de la economía
Por Nick Beams
14 Abril 2004
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el autor
Este artículo fue publicado originalmente en inglés
el 1ro. de abril, 2004.
En un discurso pronunciado el mes pasado, Malcom Knight, gerente
general del Banco para Convenios Internacionales (BCI) puntualizó
varios problemas potenciales de la economía mundial que
se originan en la deuda gubernamental y en las bajas tasas de
interés que hoy rigen.
Al dirigirse al congreso anual de la Sociedad Suiza sobre la
Economía y las Estadísticas en la ciudad de Basel,
Knight comenzó refiriéndose la perspectiva económica
de los últimos seis meses con optimismo. La recuperación
mundial ya estaba en camino: China, junto con Estados Unidos,
se había convertido en la segunda máquina de fomento
económico; el vigor asiático era verídico;
y en Europa, a pesar de que los gastos consumidores retrocedían,
había indicios que la confianza había resucitado.
Además, el sistema internacional se había recuperado
de una serie de "temblores", inclusive la crisis económica
en Argentina, el colapso de la burbuja de IT y la desaparición
de empresas tales como Enron y Parmalat.
Pero Knight entonces viró su atención a ciertas
inquietudes que esta "situación aparentemente benigna"
ha engendrado. Comenzó señalando que el ímpetu
a la expansión de la economía mundial proviene de
tres grandes fuerzas: la política fiscal bastante expansionista
de varios países; los ajustes a la política monetaria
en casi todo el mundo; y el aumento de inversiones en China que
"literalmente no tiene precedente".
Según Knight, el problema de la economía mundial
es que ninguna de estas fuerzas que fomentan el desarrollo pueden
funcionar infinitamente. La política fiscal de varias naciones
ha proporcionado un "enorme estímulo" a las exigencias
colectivas durante los últimos años de reducida
expansión económica. En Estados Unidos, el balance
fiscal ha cambiado de un superávit equivalente al 1% del
Producto Interno Bruto (PIB) en el 2000 a un déficit de
5% del PIB este año. Los déficits fiscales también
han aumentado en Europa, y el de Japón ha estado en el
5% del PBI desde 1998.
Las tasas de interés impuestas por los bancos centrales
más importantes también han llegado al nadir de
su historia. En Estados Unidos la caída ha sido "dramática
en lo extremo": cayó del 6.5% a finales del 2000 a
un mero 1% actualmente,
Aunque la expansión de las inversiones en China "manifiesta
lo podemos describir algo parecido a una revolución industrial",
con "millones de trabajadores lanzados a participar en la
economía internacional", había indicios que
la economía china se estaba "calentando más
de la cuenta" y que corre el peligro de invertir más
de lo debido en ciertas zonas. "Puede que la capacidad de
la productividad acumulada en varios sectores nunca produzca ganancias,
y si la capacidad es demasiado, puede que en el futuro se atrofien
las oportunidades inversionistas".
Knight advirtió que las "revisiones abruptas"
de las expectativas de los inversionistas podían convertirse
en "oscilaciones de los mercados financieros". En algún
momento, las tasas de interés tendrían que subir
a niveles más "normales" y, con la inflación
en Estados Unidos aproximadamente en el 2%, se considera que la
tasa neutral es más o menos el 5%. El problema era como
alterar la permisiva política monetaria actual sin crear
la volatilidad excesiva en los mercados de bonos.
Pero las tasas de interés no pueden mantenerse bajas
indefinidamente porque entonces otras dificultades ocurren. Hubo
indicios que todavía queda suficiente campo para maniobrar,
pues los manejadores del mercado monetario tomaron riesgos de
mayor alcance; riesgos financiados por obligaciones a corto plazo
con bajas tasas de interés. "Y con las tasas de interés
a largo plazo de los bonos gubernamentales que no corren riesgo,
muchos inversionistas de influencia cada vez más se sienten
impulsados a buscar sus rendimientos'. Esto ha resultado
en un enorme flujo neto de fondos a créditos arriesgados".
Aunque las instituciones financieras internacionales importantes
parecen estar en buenas condiciones para manejar las tasas de
interés más altas y que el sistema de finanzas hoy
muestra mayor capacidad que en el pasado para absolver los golpes
violentos, Knight advirtió que este "paisaje tranquilizante"
no significa que la actual situación no corre riesgos.
"No es difícil presentar una perspectiva mucho
menos segura. Por ejemplo, un cambio de parecer repentino por
parte de los inversionistas de influencia podría acentuar
la volatilidad y tal vez crear ajustes adicionales en sectores
más amplios de los inversionistas. La carga del servicio
de la deuda de los hogares y de las empresas aumentaría
y resultaría en el deterioro de la calidad de préstamos
en todo el sistema financiero".
Otros lugares han expresado inquietudes acerca de los riesgos
relacionados con las bajas tasas de interés impuestas por
el Banco Federal de Reservas [BFR] de Estados Unidos.
En febrero, la revista Newsweek publicó una "carta
abierta" del economista principal de Morgan Stanley [casa
inversionista], Stephen Roach, al presidente del BFR, en la cual
pide que se aumente la tasa básica del BFR de 1% al 3%
para poder "restaurar cierta normalidad en los mercados financieros".
Sólo cuatro años después de la explosión
de la primera burbuja, escribe Roach, "los riesgos de una
nueva burbuja han aparecido por todas partes".
En un comentario publicado el 5 de marzo, Roach expresa el
miedo que "que la recuperación de Estados Unidos después
de la burbuja corre el serio peligro de engendrar una nueva ronda
de burbujas de activo disponible que podría plantear el
peor riesgo deflacionario de todos". El riesgo se intensificará
más aún si "el BFR insiste en promover los
ajustes extraordinarios".
La preocupación de Roach es que, a menos que el BFR
aumente las tasas bien pronto, éste no tendrá suficiente
campo para maniobrar si sucede una crisis económica, lo
cual sería muy diferente a la situación de cuatro
años atrás, cuando la tasa del BFR estaba en el
6.5% y las reducciones sucesivas en la tasa de interés
ayudaron a aliviar a los mercados financieros.
Las minutas de enero del Comité Federal sobre el Mercado
Abierto [FOMC en inglés] , institución que decide
las tasas de interés, indican que los miembros de la junta
directiva del BFR también comparten estas inquietudes.
La minutas señalan que es la opinión de los miembros,
aunque reconocen que "hay riesgos en mantener lo que eventualmente
probaría ser una política de ajustes excesivos",
que "por ahora" era más "atractivo arriesgarse
para asegurar la rápida eliminación de las flaquezas
económicas". Pero las minutas también revelan
que "varios miembros" habían comentado que el
continuo compromiso con las bajas tasas de interés "parecen
haber contribuido a valoraciones en los mercados financieros que
dejan poco campo para maniobrar en caso de riesgos negativos".
La lógica de Roach y demás es que el BFR debería
regresar a una política más "normal",
de otro modo se corre el peligro de crear peores problemas en
el futuro. Pero, tal como muestran los cálculos de Morgan
Stanley, la actualidad está muy lejos de ser normal. Como
puntualizara Roach en un comentario publicado el 8 de marzo, durante
los últimos 27 meses de la llamada recuperación
económica de Estados Unidos, "las nóminas de
pago privadas y no agrícolas indican aproximadamente 8.2
millones de trabajadores menos que si habría ocurrido una
recuperación más normal". Esto significa que
los ingresos de las personas asalariadas han sido reducidos $400.000.000.000
(billones) por debajo de su nivel normal. Esto ha terminado en
una situación en que el aumento de los gastos de los consumidores
no está siendo financiado por ingresos adicionales, sino
por las reducciones en las rentas internas y por el efectivo que
el aumento en el precio de la vivienda ha hecho disponible.
En estas circunstancias, un aumento en la tasa de interés,
aún al nivel de 3% propuesto por Roachpara no decir
el nivel de 5% que el BFR considera normalempujaría
a la economía de Estados Unidos, y eventualmente a la del
mundo entero, a la recesión. Estas consideraciones dejan
claro que el dilema al cual se enfrentan los dirigentes de la
política sobre la economía se fundamenta en el hecho
que la economía mundial está muy lejos de funcionar
"normalmente", y que los problemas que la afligen son
bastante profundos.
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