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En Afganistán, se dispara la cifra de víctimas
mortales
Por James Cogan
7 Agosto 2009
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Un informe publicado el pasado mes de julio por la Unidad de
Derechos Humanos de la Misión de Ayuda de Naciones Unidas
en Afganistán (UNAMA, por sus siglas en inglés)
arroja algo de luz acerca del creciente número de inocentes,
hombres, mujeres y niños, que han resultado asesinados
en aras de la consolidación de la ocupación neo-colonial
del país por parte de EEUU y sus aliados.
El informe de UNAMA compara la cifra de civiles muertos oficialmente
recogida durante los seis primeros meses de 2009 con la de años
anteriores. Desde el 1 de enero al 30 de junio, se registraron
1.013 civiles muertos, "comparados con los 818 del mismo
período en 2008 y 684 en 2007". Es decir, como la
administración Obama se ha decantado por la escalada de
la guerra y ha enviado más aviones y miles de soldados
a Afganistán, la cifra de muertos civiles se ha disparado
hasta el 24%.
Las actividades militares, tanto de la insurgencia dirigida
por los talibanes, denominados en el informe "elementos antigubernamentales"
(AGEs, por sus siglas en inglés), como las operaciones
de las proclamadas fuerzas pro-gubernamentales (PGFs, por sus
siglas en inglés) -tropas extranjeras y fuerzas de seguridad
del gobierno afgano-, han contribuido al aumento de víctimas.
Se ha responsabilizado de 595, o del 59%, de las muertes a
las bombas colocadas por los insurgentes a los lados de las carreteras
y a los suicidas-bomba. En muchos casos, los civiles murieron
durante los ataques contra objetivos del ejército ocupante.
Las tropas estadounidenses y de la OTAN suelen conducir los convoyes
a través de zonas residenciales y han establecido bases
dentro de los pueblos y ciudades afganas para impedir que caigan
bajo control directo de los talibanes.
En las cifras de los muertos civiles causados por la insurgencia
están también incluidos los funcionarios y empleados
del gobierno favorables a la ocupación.
Las fuerzas ocupantes mataron a 310 de los muertos civiles
registrados por UNAMA, o del 30,5%. Se responsabiliza a partes
"desconocidas" o no confirmadas de las restantes 108
muertes, o del 10,5%.
Los ataques aéreos fueron la principal causa de las
muertes causadas por las fuerzas estadounidenses y aliadas. UNAMA
registraba 40 ataques que, combinados, causaron 200 muertes. Sólo
en junio, los ataques aéreos mataron a 51 personas, lo
que sugiere que la tasa está incrementándose a pesar
de todas las proclamaciones efectuadas por los generales estadounidenses
de que están siendo más cuidadosos para evitar lo
que el ejército sigue denominando "daños colaterales".
Muchas personas en Afganistán podrían rechazar
las valoraciones que UNAMA hace sobre las consecuencias de los
ataques aéreos. El informe acepta, por ejemplo, la cifra
oficial de que 63 civiles murieron el 4 de mayo durante las largas
horas de ataque aéreo contra el pueblo de Bala Baluk, en
la provincia occidental de Farah. Los vecinos del lugar siguen
insistiendo en que la cifra de los muertos fue al menos de 144.
También se acepta que los cientos de supuestos talibanes
asesinados en zonas remotas del país por los ataques aéreos
eran de hecho combatientes.
Según un recuento efectuado por Associated Press , las
fuerzas estadounidenses y de la OTAN afirman haber matado este
año a más de 2.310 talibanes. En 2008, el recuento
señalaba más de 3.800. Con la escalada de los combates,
el nuevo comandante en Afganistán, el General Stanley McChrystal,
ordenó a mediados de junio a las fuerzas ocupantes que
dejaran de ofrecer estimaciones sobre las supuestas bajas talibanes.
Las cifras de ataques aéreos tampoco recogen los cientos
de hombres, mujeres y niños que han muerto este año
asesinados por los ataques con misiles lanzados desde aviones
teledirigidos Predator sobre la frontera en las zonas tribales
de Pakistán. La insurgencia contra los ocupantes cuenta
con el apoyo de la población étnica pastún
de la región. Como represalia, el ejército estadounidense
está emprendiendo una campaña sistemática
de terror y asesinatos contra ellos.
El 23 de junio, un único ataque estadounidense sobre
una procesión funeraria en el Sur de Waziristán
mató a más de 80 personas. En el mes de julio, en
sólo dos días, los Predator mataron a otras 80.
Hay otras muertes de civiles que no se recogen, o de las que
se informa de forma falsa diciendo que eran víctimas talibanes,
que son las causadas durante los ataques regulares dirigidos por
unidades de fuerzas especiales contra los hogares de sospechosos
de ser dirigentes o combatientes, o financieros, de la insurgencia.
El informe señala: "La puesta en marcha de operaciones
de búsqueda y captura (incluyendo los ataques nocturnos)
son también preocupantes, y hay datos sobre una serie de
operaciones conjuntas de las fuerzas militares internacionales
y afganas en las que el uso excesivo de la fuerza ha provocado,
al parecer, muertes civiles". Agencias como UNAMA apenas
tienen capacidad para verificar de forma independiente quién
y cuántos mueren en ese tipo de acciones.
En conjunto, el informe de UNAMA hace una estimación
pesimista de la situación a la que se enfrenta la ocupación
dirigida por EEUU en Afganistán. Al contrario de lo que
se esperaba del incremento de Obama, la mayor presencia de tropas
extranjeras no consigue frenar la resistencia afgana; los talibanes
y otros grupos insurgentes van ganando apoyos y ampliando los
territorios en los que actúan.
UNAMA señalaba: "Como el conflicto se ha ampliado
y profundizado a lo largo de 2007, 2008 y lo que llevamos de 2009,
casi una tercera parte del país está ahora directamente
afectada, en diferente grado, por actividades de la insurgencia.
El conflicto armado es especialmente intenso en las regiones del
Sur, Sureste, Este, Centro y Oeste. También se está
extendiendo a zonas antes relativamente tranquilas, como el Norte
y el Noroeste".
En respuesta, las fuerzas ocupantes están "tratando
de sofocar la insurgencia y respondiendo a la actividad insurgente
dentro de zonas civiles llevando también a cabo más
operaciones en zonas donde residen civiles. Estos factores han
provocado un aumento de los muertos y heridos civiles y de destrucción
de infraestructuras, incluyendo casas y activos, que son esenciales
para la supervivencia y el mantenimiento de sus medios de vida".
La consecuencia será que habrá muchos más
civiles afganos que perderán la vida, especialmente en
los continuos ataques aéreos contra supuestos objetivos
talibanes. El 30 de julio, Los Angeles Times informaba que McCrystal
había dado instrucciones de que los aviones Predator, anteriormente
utilizados para cazar a los dirigentes de Al Qaida en las zonas
montañosas del país, se centraran en operaciones
contra "bastiones importantes de los insurgentes", i.e.
áreas con grandes poblaciones civiles.
McChrystal ha exigido también que se envíe desde
EEUU a Afganistán al menos otra docena de aviones teledirigidos.
El Mando Central ha ordenado el redespliegue de los aviones-espía
U2, de unidades de ingenieros de combate, equipos de limpieza
de carretera y helicópteros desde Iraq a la escalada de
la guerra en Afganistán.
Poniendo de nuevo de manifiesto el carácter fraudulento
de la "guerra contra el terrorismo", un funcionario
no identificado dijo a Los Angeles Times : "Es posible que
volvamos sobre Bin Laden. Es probable que reconsideremos nuestras
prioridades".
El mismo McChrystal declaró en una reciente entrevista:
"No creo que nos estemos centrando lo suficiente en la contrainsurgencia.
No estoy en posición de criticar el contra-terrorismo,
pero en el punto en que nos hallamos de la guerra en Afganistán,
es más importante que nos centremos en la clásica
contrainsurgencia".
Lejos de ir contra el terrorismo, la guerra va contra el pueblo
afgano. La consecuencia del aumento de víctimas tanto entre
civiles como insurgentes hará que aumente la hostilidad
hacia las fuerzas ocupantes y que crezca la simpatía hacia
la resistencia armada ante su presencia.
Al mismo tiempo, el incremento está provocando también
un aumento en las bajas estadounidenses y de la OTAN. En julio,
las fuerzas extranjeras de ocupación en Afganistán
sufrieron las bajas más numerosas en casi ocho años
de guerra, con 75 muertos. En sólo los primeros dos días
de agosto, han muerto 9 soldados estadounidenses y de la OTAN,
una tasa tan alta como los peores días de la guerra en
Iraq.
El informe de UNAMA predice que en las próximas semanas
habrá un agudo aumento de la violencia, mientras la administración
Obama y sus aliados tratan de mantener una parodia de elecciones
presidenciales en el país, incluso en zonas controladas
por los talibanes, donde se desprecia al Presidente afgano Hamid
Karzai.
Traducido del inglés para Rebelión [http://www.rebelion.org/noticia.php?id=89630]
por Sinfo Fernández
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