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Régimen golpista hondureño reprime al pueblo
Por Bill Van Auken
4 Agosto 2009
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el autor
Este artículo apareció en nuestro sito en
su inglés original el 1ro. de agosto, 2009.
El jueves pasado, en la ciudad capital de Tegucigalpa, tropas
militares y policíacas hondureñas atacaron y reprimieron
brutalmente la resistencia popular que sigue creciendo contra
el régimen golpista del 28 de junio que derrocó
al Presidente Manuel Zelaya.
Según informes de la prensa, por lo menos 150 personas
fueron arrestadas y docenas fueron heridos cuando los policías
y los soldados atacaron a los manifestantes con bombas de gas
lacrimógeno, cañones de agua porras y armas de fuego.
Uno de los heridos fue Roger Abraham Vallejo Cerrado, maestro
de 38 años de edad, quien todavía lucha por su vida
luego de haber sufrido un balazo a la cabeza. No se sabe de donde
provino la bala, pero testigos oculares afirmaron que los disparos
se iniciaron de los policías secretos vestidos de civiles
que habían infiltrado la manifestación. El Señor
Vallejo Cerrado, luego de haber sufrido dos paros cardíacos
en ruta al hospital donde sus compañeros de trabajo lo
llevaron, se encuentra bajo cuidados intensivos.
Entre los arrestados se encuentra Carlos Reyes, presidente
del Sindicato de Bebidas y Alimentos y candidato independiente
ala presidencia. Luego de someterse a arresto, Reyes, quien tiene
70 años de edad y padece de diabetes, fue apaleado severamente
por las fuerzas de seguridad. Sufrió un brazo quebrado
y heridas a la cabeza.
Entre los detenidos también se encuentra Juan Barahona,
funcionario sindicalista y dirigente del Frente Nacional contra
el Golpe Estado.
Las tropas y los policías también atacaron violentamente
a corresponsales de la prensa, a quienes anteriormente se les
había permitido funcionar libremente durante las manifestaciones.
De acuerdo el periódico mexicano La Jornada, Robert
Barra, de Prensa Latina y Oscar Estrada, de Habla Honduras,
fueron apaleados y sus equipos estropeados.
En esta ocasión, la policía también arremetió
contra los reporteros, que habitualmente pueden cruzar incluso
los retenes rumbo a la frontera, aunque no sin dificultades. Una
cámara de Telesur fue destruida. Roberto Barra, de Prensa
Latina, y Oscar Estrada, de Habla Honduras, fueron golpeados y
sus equipos dañados. Por culpa de ustedes este país
esta jodido, aquí no hay nada que reportar, le dijeron
policías a los reporteros. Y no se quedaron ahí.
Si eres nica [nicaragüense] te vamos a matar,
afirmó Estrada que lo amenazaron los agentes.
De acuerdo al Comité de Familiares de Detenidos Desaparecidos
en Honduras (COFADEH), entre las principales organizaciones pro
derechos humanos del país, agentes mi9litares y de la policía
fueron despachados a cuartos de emergencia para perseguir y capturar
a dirigentes de la manifestaciones que habían sido heridos.
La represión se desató cuando miles de manifestantes
trataban de bloquear las carreteras que conducen fuera de la ciudad.
Esta forma de protesta había estado tomando lugar por varias
semanas. Hasta este momento, las fuerzas de seguridad, en la mayor
parte de los casos, sólo vigilaban a los manifestantes,
pero no los atacaban.
La noche después de la represión, Roberto Micheletti,
dirigente del régimen golpista, se presentó por
la televisión hondureña y declaró que su
gobierno iba a imponer el orden porque el pueblo no
podía permitir que 110 personas bloquearan al país.
Pero Micheletti dejó bien claro que sus inquietudes
respondían no a las necesidades del pueblo,
sino las de la oligarquía hondureña y del capital
extranjero, ambos cuales expresaron su frustración con
el impacto de las manifestaciones y huelgas, así como también
de la disminución del crédito extranjero.
La agencia de noticias AFP citó a un diplomático
extranjero en Tegucigalpa quien reportó que Micheletti
ordenó la dispersión violenta de los bloqueos de
las carreteras luego que líderes de empresas presentaron
quejas que éstos causaban la pérdida de millones
de dólares al no dejar pasar a los puertos de Honduras
los productos de fábrica. Varias fábricas han visto
su producción disminuir en un 25% o peor.
Una organización que representa a los trabajadores en
el sector de industrias exportadoras, la Colectiva de Mujeres
Hondureñas (CODEMUH), declaró que los trabajadores
hondureños, en términos de un incremento en el desempleo,
ahora pagaban el precio por la crisis que se profundiza. Dijo
la presidenta del grupo, María Luisa Regalado: Los
maquiladores , que financiaron el golpe, ya están sintiendo
las consecuencias. Pero, más que ellos, los trabajadores
serán las víctimas de esta situación
que ha creado un grupo de oligarcas. [Énfasis en
el original]
A principios del mes pasado, la Asociación Hondureña
de Maquiladoras, la cual incluye a varias empresas textiles basadas
en Estados Unidos, emitió una declaración a apoyando
al régimen de Micheletti: A pesar de la crisis política
por la cual Honduras atraviesa, reconocemos que nuestra Constitución
todavía está en vigencia, que las tres ramas del
gobierno no han dejado de funcionar, que las actividades económicas,
bancarias, laboristas y sociales se están llevando a cabo,
como es de costumbre, sin modificaciones o violaciones por parte
del gobierno de Honduras.
Pero esto es una mentira de cabo a rabo. Se emitió bajo
condiciones en que los militares habían derrocado al presidente
electo, quien fue forzado por las tropas a subir a un avión
que lo voló al exilio. Más de 1000 personas que
se han opuesto al golpe han sido sometidas a arrestos arbitrarios;
los medios de prensa críticos del régimen golpista
han sido clausurados. Escuadrones de la muerte ha asesinado a
varios adversarios del régimen que han participado en las
manifestaciones.
A principios de semana, tres de las mayores empresas estadounidenses
con fábricas basadas en la cadena de montaje - Adidas
Group, Nike Inc. y Gap Inc. - hicieron pública
una carta que la habían escrito a la Ministro de Relaciones
Exteriores de Estados Unidos, Hillary Clinton, en la que declaraban
que ...estamos profundamente preocupados por los recientes
acontecimientos en ese país.
La declaración continúa: Entendemos que
existen serias diferencias entre el presidente elegido (el depuesto
Manuel Zelaya), el Congreso y la Corte Suprema, pero éstas
deberían ser resueltas a través de un diálogo
pacífico y democrático, en vez de con acciones militares.
Pero el documento no llama a la restauración de Zelaya
a la presidencia. Más bien parece una exhortación
a la continuación de las mediaciones emprendidas por el
presidente costarricense, Oscar Arias, a instancias de Washington.
Estas negociaciones, que parecen interminables, han servido para
legitimar el régimen golpista. Estas tácticas dilatorias
tienen un objetivo: mantener a Zelaya fuera del país por
lo menos hasta que se celebren las elecciones de noviembre para
elegir a su sucesor.
Honduras es el tercer mercado mayor del mundo para los productos
de fábricas textiles y el cuarto abastecedor mayor de ropa
al mercado estadounidense. Entre los inversores principales en
el sector de ropa en Honduras se encuentran Fruit of the Loom-Russell
Corporation y Hanesbrands, basadas en Estados Unidos,
y la empresa canadiense, Gildan.
En otra movida punitiva para suprimir oposición al golpe,
el régimen de Micheletti anunció recientemente que
va a enviar a inspectores a las oficinas y escuelas estatales
pata determinar5 quien se ausenta de su empleo. A los que no se
encuentran en sus puestos de trabajo se les reducirá sus
salarios a la manera debida. Esta acción tiene en sus miras
a los maestros en particular, quienes han sido la columna vertebral
de las manifestaciones en contra del golpe. Se quedan en sus aulas
tres días a la semana y luego se lanzan a las calles los
jueves y viernes.
Mientras la represión se desacataba en Tegucigalpa,
Manuel Zelaya se encontraba en Managua, ciudad capital de Nicaragua,
donde se reunía con una delegación del Ministerio
de Relaciones Exteriores de Estados Unidos. Ésta incluía
al embajador de Estados Unidos a Honduras, Hugo Llorens, nombrado
originalmente como funcionario del gobierno por ex el ex Presidente
Bush. Se ha reportado que Llorens presuntamente se había
comunicado verbalmente con Micheletti y otros dirigentes del golpe
antes de Zelaya ser derrocado a finales de junio.
Luego de la reunión, Zelaya terminó alabando
a Llorens por su sinceridad y declaró que se
habían abierto canales de comunicación y que tenía
esperanza en los resultados. También declaró que
le había pedido al gobierno de Estados Unidos que le pusiera
mayor presión al régimen golpista, inclusive una
mayor suspensión de las visas de sus funcionarios. . A
principios de semana, el Ministerio de Relaciones Exteriores había
anunciado que iba a cancelar las visas de cuatro dirigentes del
régimen.
Desde comienzos del golpe, Zelaya ha buscado el apoyo de Washington
para regresar al poder. Repetidamente ha aceptado le términos
del llamado acuerdo de San José mediado por oscar Arias,
presidente de Costa Rica. Dicho acuerdo lo regresaría a
la presidencia como títere de un gobierno de unidad
y reconciliación nacional dominado por aquellos que
lo derrocaron. El pacto también exige amnistía general
para los que dirigieron el golpe, así también como
para los que han perpetrado crímenes contra el pueblo hondureño
después del golpe.
Micheletti reaccionó con ira a la reunión entre
Llorens y Zelaya, llamándola un acto de interferencia
en los asuntos internos de Honduras.
Se había reportado anteriormente durante la semana que
Micheletti había indicado que su régimen estaba
dispuesto a considerar el regreso de Zelaya a la presidencia.
Recurrió a Arias para que éste enviara emisario
que ayudara a convencer a sectores de la oligarquía que
todavía se oponían a semejante pacto.
Hacia fines del jueves, sin embargo, Micheletti reiteró
su postura de antes e insistió que a Zelaya se le permitiría
regresar a Honduras para someterse a juicio por haber abusado
de su poder, pero que bajo ninguna circunstancia se le permitiría
tomar las riendas del poder.
El gobierno de Obama no ha condenado la represión en
Honduras para nada. Ha facilitado las tácticas dilatorias
del régimen de Micheletti. Se ha valido de las mediaciones
encabezadas por Arias para consolidar los objetivos del golpe,
el cual hay toda razón para sospechar que Washington apoyaba
desde un principio.
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