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Obama en El Cairo Una nueva cara para el imperialismo
Por Patrick Martin
25 Junio 2009
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el autor
Este artículo apareció en nuestro sitio el
5 de junio, 2009, en su inglés original.
El discurso pronunciado por el Presidente estadounidense Barack
Obama, ayer, en El Cairo, estuvo plagado de contradicciones. Porque
declaró su oposición a "la matanza de hombres
inocentes, mujeres, y niños", pero defendió
las guerras estadounidenses en curso en Irak y Afganistán
y la lucha por el poder de los EUUU en Pakistán, permaneciendo
callado sobre la más reciente matanza israelí de
palestinos en la Franja de Gaza. Estas guerras han dado muerte,
al menos, a un millón de iraquíes y a decenas de
miles en Afganistán, Pakistán y en los territorios
palestinos.
Obama declaró su apoyo a la democracia, a los derechos
humanos y a los derechos de la mujer, después de dos días
de reuniones con el Rey Abdullah de Arabia Saudita y con el Presidente
egipcio Hosni Mubarak, dos de los tiranos más notorios
en el Oriente Medio. Pero él nada dijo en su discurso sobre
la ausencia completa de derechos democráticos en Arabia
Saudita, o sobre la represión en curso bajo la dictadura
militar de Mubarak. En los días previos a la llegada del
presidente de EEUU, el campus de la la Universidad AlAzhar
fue asaltado por la policía secreta egipcia que detuvo
a más de 200 estudiantes extranjeros. Y antes terminar
su viaje a Oriente Medio, Obama elogió a Mubarak como "un
firme aliado".
Adoptando una postura como defensor de la paz universal y del
entendimiento, Obama diplomáticamente omitió cualquier
referencia a su orden de intensificar la guerra en Afganistán
con el envío de 17.000 soldados estadounidenses adicionales.
E, implícitamente, suscribió la política
en Irak de su predecesor, cuando declaró: "creo que
los iraquíes están en última instancia mejor
sin la tiranía de Saddam Hussein." Y, también,
pareció dar rodeos en relación al plazo de diciembre
de 2011 para la retirada (de las tropas USAmericanas N.deT.) negociado
por la administración de Bush, que él definió
como una promesa "para retirar todas nuestras tropas de Irak
en el 2012"
Obama rechazó la acusación de que América
es "un Imperio egoísta" -una caracterización
absolutamente apropiada- y negó que los Estados Unidos
buscaran bases, territorio o acceso a recursos naturales en el
mundo musulmán. Afirmó que la guerra en Afganistán
era "una guerra necesaria", provocada por los ataques
terroristas del 11 de Septiembre. Este es el mismo argumento planteado
por la administración de Bush-Cheney en ese entonces que,
deliberadamente, encubre los verdaderos intereses materiales en
juego. La guerra en Afganistán es parte de la ofensiva
del imperialismo estadounidense para dominar las dos áreas
mundiales más importantes en gas y petróleo, el
Golfo Pérsico y la Cuenca del Mar Caspio.
Hubo, por supuesto, un cambio notable en el tono retórico,
del intimidatorio "usted está con nosotros o contra
nosotros" de George W Bush al tranquilizador "en esto
estamos todos juntos" de Obama. Pero como varios comentaristas
hicieron notar (el New Republic comparó este discurso,
línea por línea, con el pronunciado por Bush a las
Naciones Unidas el 16 de septiembre de 2006). Si usted apagara
la imagen y el sonido y simplemente leyera el texto preparado,
encontraría sus palabras muy similares a las de los discursos
pronunciados por Bush, Condoleezza Rice y otros funcionarios de
la administración anterior.
La retórica vaga y florida, los homenajes verbales a
la cultura islámica y a la igualdad de derechos de naciones
constituyen una adecuación en el lenguaje usada para encubrir
la política de imperialismo estadounidense y no un cambio
de fondo. Obama no hizo ni una sola oferta concreta para reparar
los agravios a los pueblos oprimidos del Oriente Medio. Esto se
debe a que el origen fundamental de esta opresión es el
sistema de beneficios y la dominación del mundo por el
imperialismo, del cual el imperialismo norteamericano es el más
despiadado.
Obama hizo, de pasada, una referencia al colonialismo y al
papel de los EEUU en el derrocamiento del gobierno democráticamente
elegido de Mossadegh en Irán en 1953. Pero en su enumeración
de las "fuentes de tensión" en la región,
señaló las mismas causas que su predecesor, dando
el primer lugar "al extremismo violento", el substituto
retórico de Obama "al terrorismo" de Bush.
La reacción al discurso de Obama en los medios de comunicación
americanos fue de entusiasmo general. El liberal David Corn de
la revista Mother Jones dijo que las grandes ventajas de
Obama eran "su historia personal, su "no Bushismo",
su reconocimiento de los errores estadounidenses y su predisposición
para, al menos, hablar como si quisiera ser un honesto agente
de bolsa en Medio Oriente".
Michael Crowley escribió en la pro-bélica liberal
revista New Republic; "verlo revelar su biografía,
destacando un perfil tan desconocido para al mundo permite apreciar
cuánto se beneficiará Norte América presentando
esta nueva cara al mundo".
Quizás lo más revelador fue el comentario de
Max Boot, un conservador super defensor de la guerra en Irak,
quien escribió: "Pensé que él hizo un
trabajo más eficaz defendiendo a Norte América ante
el mundo musulmán. No hay duda: Él es un vendedor
más eficaz que su antecesor".
En su discurso en El Cairo, Obama estaba jugando el papel para
el que fue reclutado y promovido por un sector decisivo de la
elite financiera de EEUU y de su aparato militar y de política
exterior. En este rol debe proporcionar una nueva cara para el
imperialismo estadounidense como parte de un cambio de táctica
-pero no de estrategia- de la ofensiva de Washington para la dominación
mundial.
Hace casi dos años, el antiguo consejero de seguridad
nacional estadounidense Zbigniew Brzezinski hizo público
su apoyo a la candidatura presidencial de un todavía oscuro
senador por Illinois, albergando la esperanza de que siendo un
afroamericano con lazos familiares con el mundo musulmán,
Obama mejoraría la imagen mundial de los Estados Unidos.
Brzezinski fue el halcón principal en la administración
del Demócrata Jimmy Carter y ayudó a instigar agitaciones
políticas en Afganistán con la esperanza de inducir
a una invasión soviética que atraparía a
la burocracia de Moscú en un pantano similar al de Vietnam.
Él ha estado constantemente obsesionado por lo que él
llama " el gran tablero de ajedrez " de Eurasia y, en
especial, en la zona de Asia Central rica en hidrocarburos donde
la lucha para ganar influencia ahora se verifica furiosa entre
los Estados Unidos, Rusia, China y Irán.
Según Brzezinski, en agosto de 2007, Obama "reconoce
que el desafío es una nueva imagen, un nueva sensibilidad
para dirigir, una nueva definición del papel de América
en el mundo... Obama es claramente más eficaz y domina
la situación. Él tiene el sentido de lo que es históricamente
relevante y de lo que se requiere de los Estados Unidos en su
relación con el mundo".
Brzezinski, un defensor despiadado de los intereses de imperialismo
estadounidense, ha lanzado repetidamente advertencias a la elite
dirigente de Norte América sobre el peligro de lo que él
llama "el despertar político global".
En un comentario particularmente perspicaz y sólo meses
antes de que aprobara a Obama, Brzezinski dijo a la revista alemana
Der Spiegel que la enorme mayoría de la humanidad "ya
no tolerará las enormes disparidades en la condición
humana. Bien podría ser este el peligro colectivo que tendremos
que afrontar en las próximas décadas".
Para decirlo con claridad, el más perspicaz miembro
de las clases dirigentes de EEUU tiene miedo de la revolución
mundial. El esfuerzo para prevenir una tal agitación social
es lo que los obligó a instalar a Obama en la Casa Blanca
y a enviarlo en su peregrinación a El Cairo.
Traducido
para Rebelión por Jorge Aldao
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