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¡Derogar el estado de emergencia!
Declaración del Partido Socialista por la Igualdad
(Sri Lanka)
11 Marzo 2010
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el autor
Este artículo apareció en nuestro sitio en
su inglés original el 6 de marzo 2010.
El Partido Socialista por la Igualdad (PSI) en Sri Lanka exige
el cese inmediato del estado de emergencia, que fue renovado el
1 de marzo por el presidente Mahinda Rajapakse, y que se presentará
el 9 de marzo para su ratificación por el Parlamento. El
PSI advierte que los draconianos poderes de emergencia serán
utilizados para reprimir la oposición de los trabajadores
y la población campesina a las medidas de austeridad que
el gobierno pondrá en práctica después de
las elecciones parlamentarias del 8 de abril.
El actual estado de emergencia ha estado en vigor desde que
fuera impuesto por el previo presidente, Chandrika Kumaratunga,
en agosto de 2005. El presidente Rajapakse, que ganó las
elecciones presidenciales en noviembre de 2005, siguió
la normativa de emergencia usando como justificación su
nueva guerra contra la organización separatista Tigres
de Liberación de Tamil Eelam (TLTE). Durante los últimos
cinco años, ambos lados del Parlamento han aprobado las
medidas.
Más de nueve meses después de que los militares
ocupasen los últimos bastiones de los TLTE, el gobierno
sigue planteando la posibilidad de terrorismo para
justificar el mantenimiento de su estado de emergencia. En la
presentación de la proclamación de emergencia para
su aprobación por el Parlamento el mes pasado, el primer
ministro, Ratnasiri Wickremanayake, afirmó: No se
puede permitir que el terrorismo muestre su fea cara una vez más...
La situación de emergencia es necesaria porque los enemigos
del estado están tratando de reagruparse y unirse.
El estado de emergencia es un arma en el arsenal del régimen
autocrático de Rajapakse. El 8 de febrero, el gobierno
tomó la medida extraordinaria de arrestar a los candidatos
de la oposición, el general retirado Sarath Fonseka, basándose
en vagas e infundadas acusaciones de que había estado tramando
un golpe de estado. Fonseka, que fue derrotado en las elecciones
presidenciales del 26 de enero, todavía está en
manos de la policía militar en la sede de naval y no ha
sido acusado. La policía también detuvo a los partidarios
de Fonseka y los partidos de oposición el Partido
Unión Nacional (PUN) y el Janatha Vimukthi Peramuna (JVP).
La represión de la oposición antes de las elecciones
parlamentarias tiene como fin consolidar el control sobre el poder
en preparación para una confrontación con la clase
obrera. El país está muy endeudado y bajo la presión
del FMI para recortar el déficit presupuestario en más
de la mitad. Una vez que la elección este fuera del camino,
Rajapakse procederá a atacar el nivel de vida de los trabajadores,
suprimir cualquier oposición mediante el uso de medidas
de un estado policial construido en más de 26 años
de guerra civil.
La renovación del estado de emergencia tiene dos propósitos.
En primer lugar, es parte de la campaña permanente del
gobierno para avivar los temores sobre el "terrorismo"
y para aumentar las tensiones comunales con el fin de dividir
a los trabajadores cingaleses y tamiles. En segundo lugar, el
estado de emergencia otorga a Rajapakse amplios poderes para allanar
locales, detener a personas sin cargos, prohibir reuniones y protestas,
censurar los medios de comunicación, declarar ilegal cualquier
acción laboral, despedir a trabajadores y movilizar a las
fuerzas armadas para tomar control de los servicios esenciales.
El gobierno ha utilizado los poderes de emergencia durante
los últimos cuatro años como un elemento clave en
el acoso sistemático y la persecución de la minoría
tamil del país. Decenas de miles de personas han sido detenidas
como sospechosos TLTE y encarcelados sin juicio, en
flagrante violación de sus derechos democráticos
fundamentales, ya sea en el marco del estado de emergencia o el
Acta de Prevención del Terrorismo (APT).
Las detenciones en el marco del estado de emergencia son aún
más vagas que en el APT. Toda persona que cometa acciones
lesivas a la seguridad nacional puede ser detenida
por orden del secretario de defensa en la actualidad el
hermano del presidente Gotabhaya Rajapakse. En agosto de 2008
el reglamento fue modificado para ampliar el período de
detención sin juicio de 12 a 18 meses. Los detenidos tienen
que ser presentados ante un tribunal después de 30 días,
pero el tribunal no tiene autoridad para ponerlos en libertad.
La legislación de emergencia ya ha sido utilizada en
contra de la clase obrera. En agosto de 2006, justo dos semanas
después de la reanudación de la guerra, Rajapakse
declaró como servicios esenciales, y por lo
tanto sujetos a la prohibición de huelgas, el Banco Central,
los suministros de combustible, correos y telecomunicaciones,
las industrias de exportación y transporte. Justificó
esta medida radical como respuesta a la campaña de trabajar
de acuerdo a las reglas por los trabajadores portuarios
que buscan un aumento salarial.
Durante la guerra, Rajapakse acusó repetidamente a los
trabajadores en huelga de socavar la seguridad nacional y ayudar
a los terroristas. En 2008 desplegó personal
militar en los hospitales para romper una huelga de los trabajadores
de la salud que exigían un aumento salarial. Después
de la derrota de los TLTE, el presidente declaró que se
llevaría a cabo una guerra económica
para construir la nación. A medida que impone
su agenda económica, Rajapakse, sin duda, acusará
de traidores a los trabajadores que luchan en defensa
de sus derechos fundamentales.
En noviembre, por primera vez Rajapakse dictó una orden
de servicios esenciales en virtud de las normas de emergencia
para prohibir las huelgas por aumentos salariales de los trabajadores
de la Corporación de Petróleo de Ceilán,
la Administradora de Electricidad de Ceilán, la Administradora
de Agua y los portuarios. Lejos de montar una campaña en
contra de la decisión, los sindicatos participantes, se
rindieron inmediatamente.
La historia de los poderes de emergencia en Sri Lanka demuestra
su carácter anti-obrero. En 1947, justo antes de la independencia,
la administración colonial británica presentó
la ordenanza de seguridad pública pocos días después
de que el gobernador había ordenado el fusilamiento de
trabajadores que participaron en una huelga general. Subsiguientes
gobiernos han recurrido a medidas de emergencia en todas las crisis
políticas en particular en 1953, cuando una huelga
general convulsionó la isla. Con la excepción de
unos pocos años, un estado de emergencia ha estado en vigor
desde 1979.
Los trabajadores no deben tener fe en que los partidos de oposición
se opondrán al estado de emergencia. El PUN y JVP están
tan comprometidos como el gobierno con la supremacía cingalés,
han respaldo a Rajapakse en las guerras comunales y rutinariamente
votan cada mes para renovar los poderes de emergencia. Como la
opinión pública se ha concentrado en la lucha contra
los métodos antidemocráticos de Rajapakse, la UNP
y JVP han comenzado fraudulentamente a tomar la postura de defensores
de los derechos democráticos. Su oposición
en el Parlamento, sin embargo, se ha limitado a pedirle a Rajapakse
que no utilice sus poderes de emergencia contra ellos. En los
últimos tres meses, el JVP se ha abstenido en el tema del
estado de emergencia, pero no ha votado en contra. El mes pasado,
los parlamentarios del PUN se ausentaron durante la votación,
dejando un solitario parlamentario registrar un voto simbólico
en contra.
Los trabajadores tienen que confiar en su propia fuerza independiente.
El PSI llama a la formación de comités de acción
en los centros de trabajo, las plantaciones, barrios obreros,
villas y pueblos para defender los derechos de los trabajadores.
Exigimos el fin del estado de emergencia como parte de una campaña
para abolir la APT y todas las demás leyes represivas,
así como también para poner fin a toda forma de
discriminación sobre la base de idioma, religión
y/o etnicidad. El PSI pide la liberación inmediata de todos
los detenidos sin juicio, el cierre de villas de bienestar,
que actualmente alberga a más de 100.000 civiles tamiles,
y poner fin a la ocupación militar del norte y el este.
La lucha por defender los derechos democráticos está
ligada a la lucha más amplia por un programa socialista
para remodelar la sociedad para satisfacer las necesidades de
la mayoría de trabajadores y no las ganancias de los pocos
ricos. El PSI lucha por un gobierno de trabajadores de la ciudad
y el campo en Sri Lanka, como parte de la lucha por el socialismo
en todo el sur de Asia e internacionalmente. Hacemos un llamamiento
a los trabajadores, jóvenes e intelectuales a participar
activamente en nuestra campaña electoral.
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